Rabia

La Rabia es una enfermedad zoonótica, transmisible al ser humano en contacto con animales, y es causada por un lyssavirus, un virus neurotrópico perteneciente a la familia de los Rhabdoviridae. Su origen etimológico proviene del griego “rhabdos”, y alude a su forma de bastoncillo.

El virus ataca el sistema nervioso central, y se desplaza desde la zona por la que ingresa al cuerpo humano, y a través de los troncos nerviosos, hasta el cerebro. También se propaga hacia los tejidos y glándulas salivales. Una vez que ha llegado al cerebro la enfermedad es irreversible y mortal. En animales y hombres el tratamiento contra la rabia debe ser administrado antes de que se presenten los síntomas, durante el período de incubación del virus, que en el hombre varía entre los 5 días y 1 año, y en promedio dura unos 2 meses. Se necesitan realizar exámenes de fluido medular, suero, saliva y biopsias de piel extraídas de la nuca, para determinar con certeza si una persona padece rabia.

El contagio de un animal hacia el hombre se produce por el contacto con la saliva infectada del animal, no es necesario que este muerda o arañe al hombre, es suficiente con que la saliva del animal entre en un rasguño, herida, tajo o quemadura en la piel. Basta con una vía de acceso. Además, el virus también puede ingresar al organismo a través de las membranas mucosas de la boca, nariz y ojos. Aunque no parece ser la forma de contagio más usual, también se ha comprobado que puede producirse por inhalación del virus presente en cuevas con una gran población de murciélagos.  No es transmisible por consumo de carne de un animal rabioso.

Si bien el perro es el causante de la mayoría de los casos de contagio por rabia, muchos otros animales pueden sufrir dicha enfermedad, entre ellos cabras, ovejas, conejos, monos, cerdos, caballos vacas, ratones, ciervos, gatos y otros. Además los animales salvajes infectados pierden el miedo hacia el hombre, con lo cual los riesgos de contacto y contagio son mayores.

 
 

Los síntomas de la rabia son: fiebre, dolor de cabeza, depresión nerviosa, espasmos en la laringe, taquicardia, babeo, alucinaciones visuales y auditivas, delirio, dificultad para tragar y respirar, hidrofobia, fatiga, temblores, somnolencia, agresividad, espasmos extendidos a todo el cuerpo. Existen además dos tipos de rabia, la furiosa y la muda o paralítica, la primera denota un comportamiento agresivo, mientras que la segunda manifiesta lo opuesto, apatía, depresión, etc. Cualquiera sea el tipo, ambas culminan en una parálisis progresiva del cuerpo, paralizándose el rostro, lengua, músculos oculares y de deglución, extremidades, y puede extenderse a todo el cuerpo. Finalmente sobreviene la muerte de la persona infectada, que luego de la parálisis completa cae en estado de coma y generalmente se produce insuficiencia respiratoria.

Es una enfermedad muy conocida a lo largo de la historia, según algunos  historiadores ya era conocida en la antigua Mesopotamia, los egipcios la mencionan en su Código de Eshunna en el 2300 AC, al igual que Aristóteles (384.322 AC). Serían Hepicarmo y Demócrito quienes la llamarían “lyssa”, gusano, pues creían que el origen estaba en unos gusanos que desde debajo de la lengua invadían el cuerpo hasta llegar al cerebro.

 Al parecer la rabia llega a América con los conquistadores europeos, al igual que enfermedades como la viruela, sarampión, tifus; apareciendo a principios del siglo dieciocho en América meridional. Es en el siglo diecinueve donde comienzan a dar sus frutos las investigaciones científicas, demostrándose el origen de contagio en la saliva de los animales. Fue el investigador alemán G. Zinke quien en 1804 inocula la rabia de un perro infectado a otro perro sano. Por su parte, el veterinario Víctor Galtier hizo lo mismo experimentando con conejos y perros, y sentó las bases para la investigación de una futura vacuna antirrábica, tratando de inmunizar a distintos animales.  Finalmente fue el químico y biólogo Louis Pasteur (1822-1895), quien daría los pasos definitivos. Tras probar exitosamente la vacuna en animales comenzó a probarla en hombres, el primero de ellos un niño de ocho años llamado Joseph Meister, con igual éxito.

 
 

Los lugares más afectados actualmente por la rabia se encuentran en Asia, África y Latinoamérica, siendo el primero quien el más perjudicado. La vacuna se prepara en base a cultivos celulares de células humanas, de mono y de pollo. Se recomienda estar vacunado a todos aquellos que puedan correr riesgos eventuales de infección. Matarifes, veterinarios, guardabosques, taxidermistas, investigadores que trabajen en laboratorios, guardabosques, oficiales de control agropecuario, personal de mataderos, naturalistas, viajeros que se desplacen a una zona donde haya riesgo de infección, etc. Y por supuesto, a las personas que hayan sido mordidas o que hayan estado en contacto con un animal. También se recomienda lavar con agua y jabón la zona mordida, arañada, o simplemente expuesta al contagio, e informar inmediatamente a las autoridades médicas.

Según la OMS la rabia causa unas 55.000 muertes cada año, el 95% de estas en África y Asia, y entre un 30% a un 60% de las víctimas son menores de 15 años. Forma parte del listado de enfermedades conocidas por el hombre, en el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la  OIE – Organización Mundial de Sanidad Animal.

 
 

ENLACES

Geosalud

Organización Mundial de la Salud – Temas de Salud Rabia

Organización Mundial de la Salud – Centro de Prensa Rabia

Organización Mundial de Sanidad Animal OIE – Ficha Rabia 1

Organización Mundial de Sanidad Animal OIE – Ficha Rabia 2

OIE Manual de las Pruebas de Diagnóstico y de las Vacunas para los Animales Terrestres – Rabia

Scientific Electronic Lybrary Online – Una Visión Histórica de la Rabia en Chile

University of Virginia Health System

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